martes, 22 de marzo de 2016

Cristina Angelica Bottini, contadora contable y de cuentos, Profesora de Historia, escritora

Conocí los escritos de la Bottini en el grupo: ESCRITORES, me llamó la atención la profundidad de sus reflexiones y lo audaz de sus conclusiones. Pero sobretodo, la calidad de su literatura… ella dice que no escribe, que habla… pues bien, su discurso es excelente.
Al tiempo de leer algunos de sus relatos cortos me vi sumergida en historias más largas, dadas a conocer por dosis, en entregas diarias. Supo despertar mi curiosidad y por varias ocasiones sorprenderme con las decisiones de los protagonistas o con el giro que tomaban las mismas.
Sus publicaciones son casi diarias y, ya nos tiene acostumbrados a sorpresas y a cambios de rumbos en los destinos de los participantes de sus relatos.
Su prosa es depurada, precisa, exquisita. Me impacta su forma de transmitir pasión como si estuviera leyendo en el diario de nuestras emociones. Realmente me regocijo en poder leer sus escritos inteligentes y sensibles. Por eso les comparto algunos de ellos y espero que no solamente los disfruten, sino que noten como sus vidas son transformadas por su pluma fértil convertida en varita mágica a la hora de tocar nuestros sentimientos.

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Los cuentos de C B

Los días como relojes de arena, el mundo como una interminable sucesión de días con sus noches, la noche...la noche como un profundo agujero del que salen paridos y mal paridos mis desvelos; ¿por qué no estás?, ¿por qué no estoy?  ¿Por qué lo lejos parece más lejos si el deseo se envuelve en ideas sin textura, aroma ni sabor? Te conozco, sí, pero conozco más mi ideal de ti que a ti mismo...
Me inventé un amor ideal partiendo de lo que eres y ya no hay besos ni caricias ni palabras ni nada, absolutamente nada, que se te compare, eres desde entonces la boca que realmente besa, las manos que saber saben tocar, la piel que arde cuando sabe que voy a encenderla, la mirada donde puedo verme; todo eso eres. Eres la calma, sobre todo eso eres al fin: la calma donde puedo detenerme ya y dejar de correr por alcanzar; un camino bordado de rosas que revientan al calor de esa interminable primavera que seremos, que somos en mí, y por el que vamos a cualquier lugar pero juntos, siempre juntos.
Me desvela una pregunta: ¿quiero yo sola o me quieres también...?; no importa cuánto digas que me quieres, de qué formas, con qué tonos de voz...yo siento que me quieres al fin, sí, lo siento, pero no es igual a los "te quiero" que me revientan dentro.
Un hombre solo vive en un eterno invierno, no lo olvides, yo quiero vivir mis primaveras del alma, pero contigo.

                                                                                               Cristina A. Bottini
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Léeme, escúchame

Ten piedad de mí, solo eso he de pedirte: piedad; soy un simple mortal al que ya no le caben más cicatrices en este pellejo. Deja de ir y venir como la marea, de arremeter contra mí y luego retirarte dejándome en esta inmensa playa sola conmigo, sola en mis dudas, viéndote partir...
Ven y habítame porque soy tu casa, tu refugio, ese lugar que viviste buscando hasta hoy y al que llegaste y con ese simple acto llenaste de luz; eran paredes oscuras antes de ti, solo paredes. Toda yo me he construido para albergarte cada uno de estos días, me he hecho a tu medida desde conocerte, soy otra, soy tuya.
¿Cómo es que no ves que te amo despojándome de mí para ser solo nosotros?, vivo preguntándome, ¿cómo quito de ti esas dudas si tocarte no puedo más que el alma y la piel es quien guarda los recuerdos...?; infinitas noches he pasado y paso maldiciendo esta suerte que es el tiempo y la distancia, maldigo al destino como si fuese un ser de carne y hueso y a la suerte misma como a una dama que me sigue siendo esquiva.
Ten piedad, veme a los ojos y encuentra en ellos las respuestas que buscas si las palabras ya no sirven, no pesan como entonces, nada dicen...Veme y dime que ya no me quieres, sé valiente por una vez, una sola vez, o confiesa que jamás sentiste un amor así y ya jamás podrás pensar a esto que llamas "vida" si no lo es conmigo, como lo hago yo: te vivo viviendo, respiro "nosotros". Dime, ¡dime!, por una vez y para siempre quiero escucharlo frente a frente pero ya no sufrir más tus dudas, solo eso pido: ten piedad de mí; ¡quiéreme o déjame pero dilo, maldita sea...!.
Te amo tanto...te odio tanto...
Cristina A. Bottini
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La mal amada
(Cuento perteneciente al libro "los cuentos de la Tienda de Abarrotes")

En estas tristes noches en que el recuerdo insiste en evocarte es cuando pesa estarme viva, cuando las voces del olvido no te llaman, ni te encuentro en los ojos que me miran desde el fondo del vaso con alcohol; no templan la orfandad del abandono los recuerdos más bonitos ,ni deja de quebrárseme la voz cuando te nombro : Frida. Y es que me arrancaste el alma en tu partida, de un tirón, como a un pellejo …y me quedó esta cáscara vacía que arrastro por el mundo en un lamento que no muere ,ni se mata ,ni revive; solo sufre una agonía. Nos hemos condenado, eso lo sé, condenado a esperar ese reencuentro, a estar unidas, a recuperar mi alma de entre tus manos, a escucharte nuevamente mi “llorona” y de amor llorar contigo.
En esta tristes noches en que el recuerdo insiste en evocarte, es cuando sé que el amor no tiene rostro, ni piel, ni sexo, que es lo que hace al alma y en ella vive, por eso me declaro penitente de tus recuerdos, condenada a estarme viva…en estas tristes noches.
                                                                                       Cristina A. Bottini

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¿Y nosotros qué somos?: ¿cómplices?, ¿amantes?, ¿amigos?; ¿somos lo que sobra o lo que falta en esta pequeña historia inconclusa de los sueños?. Todo el día me pregunto qué somos y me respondo: nada, todo...
Ando distraída de la vida desde que te conozco, desde que me desconozco soñándote despierta, pensándote dormida. Ando sin rumbo fijo como una cometa que se soltó del hilo y para la cual el cielo ha de ser desde entonces su imposible destino. Yo te quiero alcanzar como a esa estrella del norte que atrapo noche a noche metiéndola en mi puño y creo que la tengo solo por darme vuelta y dejar de ver su lejano infinito; más me llevo y la guardo su luz en mis retinas, y brilla más entonces cuando cierro los ojos y la creo siempre mía...mía, mía como la soledad de mi lado en la cama, mía como el resplandor de tus ojos esa vez que nos vimos, mía como la boca fresca que se guarda los besos que prometiste un día serían solo míos. Es mía, es solo mía. ¿Quién puede prohibirme ser dueña de un pedazo de cielo si es eso lo que quiero?, ¡del ocaso!, de los anaranjados tonos cuando muere la tarde herida de pasiones en la lucha de luces y de sombras que se da cada vez, cada día; quién de una estrella señalada con los dedos, quién de tu tierra caleña regada con las aguas de un Cauca embravecido. ¿Quién?, ¡nadie!; yo puedo ser la dueña de todo lo que acaso reclame como mío, y te reclamo a ti, sí, a ti como algo mío, porque late en mi pecho cada vez que te veo la sensación de vida: de haberme amanecido.
Cristina A. Bottini

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CRÍTICA

  El título de una página, “Tienda de abarrotes”, y una foto ya conocida por mí, en su portada de la película “La lección de piano”, fueron los primeros, pero no únicos, los motivos que me hicieron voltear hacia Cristina Angélica Bottini. Escritora irreverente, soez, cruda, pero sobre todo, objetiva, perspicaz, y contundente en cada uno de sus historias. Su ingenio no tiene límite. La sensibilidad emana en el momento preciso, como esa imagen infantil de “un niño observando el vuelo de una mariposa”; así, en cada uno de sus cuentos encontraremos siempre una mirada humana, piadosa, que nos dejará deambulando entre escenas crudas, violentas, tristes pero con luces de esperanza. Todo ello se conjuga para que el lector quede con la sensación de haber sido avasallado por múltiples sentimientos, sucediendo todos al mismo tiempo. Cada lector, después de leerla, sentirá que algo cambió en su interior, algo fue movido, removido o creado. En ello radica su talento.

En febrero del 2014, leí “Amores perros”, una frase me sigue hasta ahora: “¡jodido pulso que te caza el alma es el amor, puta miseria las ganas…!.”, esto es Cristina, sin decálogos por cumplir, sin dogmas ni estereotipos que la encasillen. Escribe como vive, imagina, sueña, siente.  Al sur de Buenos Aires, Coronel Pringles se encarga de nutrir el imaginario de esta pródiga escritora, y nosotros, responsables de leerla.

* Laura Ortíz, escritora, radica en Monterrey, Nuevo León, México.
Colabora para la Cadena Ciudadana de la Cultura en Monterrey, es miembro de Proyecto Cultural Sur, organización internacional encargada de promover la Cultura uniendo la diversidad y promotora cultural en su comunidad.
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Carta de presentación

  Yo quise ser un Kraken, esa es la verdad, quise ser un monstruo que llegase desde las profundidades del mar de las mentes que leyendo estuviesen mis escritos y, sin previo aviso, tomándolos por sorpresa, los envolviese entre sus tentáculos y en ese abrazo los sumergiese en mis mundos. Eso quise ser, eso intento. Pero yo no escribo: hablo; nada de lo que leen y comparto asiduamente en mi página es lo que ven. Cada punto, cada punto y coma, cada comilla, cada espacio, todo, en fin, todo lo que ven en realidad es mi voz urdiendo historias como quien teje los hilos que al final hacen al paño. Hablo. Hablo y la gente me escucha y me acompaña haciéndome saber lo que tales palabras despiertan en ellos y entonces escucho también y obro en consecuencia. Así nació mi voz en los mares virtuales en que ando.
 Uno no habla sino hasta que le enseñan, hasta entonces, hasta que puede balbucear aquella primer palabra y luego conectarla con otra y otra hasta formar una frase audible y con peso, es sólo un ser más conectado a este mundo por el cuerpo que habita y no así por medio de sus pensamientos. A mí me enseñó a hablar mi madre, eso recuerdo bien, fue quien me enseñó y luego me alentó a que dejase testimonio de mi paso por el mundo en que me muevo garabateando pensamientos sueltos que ella encontraba hermosos…siempre hermosos. Después de mi madre y ya más grande, la segunda mujer que alentó mi amor por la lectura fue aquella que me llenó las manos de libros, se llamaba Marta y era arqueóloga, ella me hizo conocer a Laura Esquivel, a Gabriel García Márquez, a Marguerite Yourcenar, a Borges, a Isabel Allende, a Gabriela Mistral y muchos otros mientras intentaba saciar mi hambre de libros; entre tanto conocí a mi cuñada Marcela Palombo, escritora y artista plástica (entre otras muchas cosas) con quien para entonces podía charlar de aquello que para ella ya era más que sabido debido a su gran sapiencia sobre libros en general; y más tarde, y por último en esta pequeña lista de mujeres que supieron ver a una “potencial oradora” (no olviden que no escribo: hablo), se encuentra quien fuera mi profesora de literatura y, como suelo decirle, el Víctor Frankenstein de esta historia.
Soledad Arena es quien me alienta a publicar mis pensamientos hechos cuentos cortos hace unos dos años y medio en los medios virtuales a los que accedí también por su insistencia, y me agrega al que fuera el primer grupo en que publicara y luego…luego ya es historia también: hago mi página Tienda de Abarrotes en la que comienzo a compartir aquellas cosas que me interesaban; fotos de Acción Poética Coronel Pringles, que es con quien salía a plasmar mensajes en las paredes de mi ciudad; post con frases, poesías de otros…Y más tarde, y creciendo aquellos que seguían mis escritos en los grupos a los que fui paulatinamente invitada por los mismos seguidores, acabe publicando en mi página estos pensamientos, y desde allí, distribuyéndolos en todos esos grupos día a día, noche a noche, tan espontáneos como los paría momentos antes de ser publicados.
Publicar así, casi sin pensar lo escrito ni darle forma, creo que es lo que ha sabido ganarse el reconocimiento de aquellos que me “siguen” diariamente. Esa fue la forma. Jamás pensé en desarrollar historias haciendo entregas diarias (como novelas en televisión) hasta concluirlas para, luego sí, convertir esas entregas compiladas en libros, no lo pensé pero la gente fue marcándome el camino hacia dónde ir, cómo hacer, y “los oí y me escuché”, ese fue el secreto que hizo que naciera al fin el Kraken: el misterio y la intriga con que supe y sé cómo atraparlos.
Cristina Angelica Bottini


Para mas datos:

 Nombre: Cristina Angélica
Apellido: Bottini
Nacionalidad: Argentina
Ciudad: Coronel Pringles
Provincia: Buenos Aires
Estudios cursados: Bachiller; Contabilidad
Estudios en curso: Profesorado de Historia
Hijos: uno, varón, adolescente
Estado civil: separada

Otros:

Publico mis escritos desde el año 2012, mi primer libro “Los cuentos de la Tienda de Abarrotes” que se halla actualmente publicado en Amazon.es y distribuido en formato papel por la empresa Create Space (perteneciente a Amazon.com), se trata de una compilación de los cuentos de mi página, y es publicado ese año. El siguiente año publico “Pastel de chocolate” en este mismo sitio y ya luego dejo de publicar allí para hacerlo en un blog propio en que subo mi siguiente libro, en 2015: “La compasión de una puta”. La segunda parte de esta historia que supo mantener a un público cautivo de más de 20000 personas pendientes noche a noche de la misma, y me costó el esfuerzo que más tarde volvería el recurso más importante de explotar en estos medios virtuales, se encuentra actualmente en desarrollo.
  Poseo publicaciones en cuatro blogs creados para tal fin, en un grupo que se llama UNIÓN HISPANOMUNDIAL DE ESCRITORES. UHE, y más de 16 grupos en los que interactúo.
He participado en concursos como Premio de Narrativa Francisco Ayala, “Premios 20 Blogs” (en el cual uno de mis tres blogs quedó entre los 100 primeros de más de 25000 blogs participantes) de la página de 20Minutos España; en Concurso Relatos Cortos Satse (España) y en otros en los que me encuentro participando actualmente. En la convocatoria que anualmente hace la Editorial Dunken para sacar el libro de antologías que conforman los cuentos elegidos, este año, en que participé por vez primera, uno de mis cuentos fue elegido y es parte de tal antología.
No tengo una participación realmente activa en concursos y demás porque no es lo que busco, no busco premios en sí sino que mis escritos lleguen a la gente y no así sean juzgados por quienes tienen como trabajo tal cosa. El fin de los mismos es “hacer contacto” por medio de la palabra y eso, de a pequeños pasos como quien aprende a caminar, es un reconocimiento que lentamente va llegando desde diferentes lugares del mundo de habla hispana.
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