domingo, 7 de agosto de 2016

Susana E Vaquero, psiquiatra y escritora argentina.

Hace unas semanas recibí dos libros de Susana Vaquero. Yo estaba con mucho material atrasado para leer y pensaba darle una ojeada rápida y dejarlo para más adelante. No pude, en cuanto empecé la lectura me atrapó y, después del primero, que era una novela, seguí leyendo el segundo: una selección notable de cuentos.

Entonces decidí hacer esta reseña de forma de dar una idea acerca de lo que se pueden encontrar si leen a la Vaquero. En principio es alguien que, yo presiento, se enreda en sus historias de forma visceral, como que hubiera vivido cada una de ellas. Eso ya promete y es aún mejor cuando despliega su dominio de la palabra en tal modo que toma por sorpresa al lector y lo involucra en las tramas más diversas.

Vamos por parte. La novela: “Aromas de manzanillas”
Quiero aclarar que los argentinos, como ciudadanos, tenemos temas pendientes con nuestra historia. Por nombrar algunos: La noche de los lápices, Las Malvinas y sus veteranos, la dictadura, la vuelta del General y la matanza de Ezeiza… entre otros.
Tapa de "Aromas de
Manzanillas"
Este último es el eje en el que giran las vidas de tres jóvenes: Julia, José y Luis, unidos por circunstancias donde juegan ingredientes como: amor, amistad, ideología, con la imperceptible mano del destino.

Quien haya estado en esa época en Buenos Aires sentirá erizarse los vellos del cuerpo, se le cerrará la garganta, mirará para otro lado, apretará los puños, meneará la cabeza, dependiendo de qué lado de la historia se ubique.

Quien no sepa de estos hechos tiene ahora la oportunidad de entenderlos desde dentro, con puntos de vista diferentes y consecuencias disímiles.

El desarrollo de la narración no tiene desperdicio y sus paisajes cambian de bucólicos a citadinos, de Sudamérica a Europa con tanta agilidad como la gata de Julia salta por los tejados. Susana Vaquero tiene una forma elegante y fluida de presentar una herida social en forma de crónicas personales.

El resto lo descubrirán leyendo “Aromas de manzanillas”

El segundo libro: “Aquello que subyace” un abanico de veinticinco relatos, con temas, escenarios, desenlaces, intenciones y personajes muy diferentes entre sí, coincidiendo en buscar algo. Otra vez la autora se mete en los zapatos de cada personaje y, desde allí, nos hace vibrar al son de sus personalidades.

Pensé ver alguna influencia de mis autores preferidos, empezando por sudamericanos: Benedetti, Cortázar, Borges, Neruda y tantos otros internacionales, creo que encontré todo eso reunido en un producto literario muy trabajado, profundizado, sufrido, refinado y único.
Les invito a conocerla y a conocer su obra.

Presentación de "Aromas de Manzanillas"
Le planteé a Susana Vaquero algunos temas y tuvo la delicadeza de contestarme de esta forma:

¿Por qué y para qué escribes? ¿Para quién?
Bueno, escribir para mí es una necesidad vital, inevitable; a tal punto que muchas veces me desvelo por una idea y me levanto a escribirla. Supongo que hay algo de la angustia del ser que se drena por allí. En primera instancia escribo para mí, eso hace que me tengo que enamorar del escrito una vez terminado y leído como si fuera ajeno, que de alguna manera al poner el punto final ya no me pertenece. Mucho después aparece la pregunta: ¿y si alguien más lo lee? Y aparece la idea del lector…

¿Con quién vives? ¿Te acepta tu familia como escritor?
Vivo con mi familia, que se acomoda más fácil a la tarea de escribir, tal vez porque no es tan ausente como la de médico. Una de mis hijas es diseñadora gráfica, autora de la tapa de “Aromas de manzanillas “y quien me ayuda con las ediciones antes que la editorial, mi otra hija es la fotógrafa y los varones acompañan en la organización de las presentaciones. Los amigos, que son la familia ampliada acompañan muchísimo y son los que llamo “lectores testeadores”. Tengo además una gata y un gato

¿Cuándo decidiste que eras realmente escritor?
Sería pedante llamarme escritor, creo que eso solamente lo puede decir el lector. En general huyo a los rótulos, me incomodan.

¿Qué fue lo primero que recuerdas haber escrito? ¿A qué edad?
Cuando tenía 9 o 10 años escribí un cuento, de una niña que tenía en la mano izquierda un sexto dedo en forma de corazón que latía cuando mentía (una nueva versión de Pinocho, digamos), se lo conté a una amiguita que muy asustada se lo dijo a mi madre. Penitencia por una semana. Allí comencé un diario con mis cuentos hasta que me fui a la universidad. Luego se perdió.

¿Quién te ha influido en tu vida literaria?
Leo desde los 4 años, algo que agradezco a mi padre que influyó en que sus 5 hijos (cuatro varones y yo leyéramos todos los días); a los 6 años me asociaron a una biblioteca pública, y lo primero que retiré fue literatura rusa. Todos los libros leídos me dejaron una huella, aunque no piense en alguno en particular … todos están en mí .El escritor Eduardo Senac, quien corrigió el libro de cuentos, al pie de cada uno, agregaba “acá hay algo… Poe, Cortázar…”

¿Qué temas son tus preferidos? Y ¿cuáles géneros has incursionado?
Prefiero delinear personajes con situaciones de vidas difíciles, dolorosas, complejas; de amores contrariados, de inocencias perdidas. Todo el abanico está en la vida real, aunque las escriba como ficción.
Escribí poemas, (no muy buenos) pero me siento más cómoda en la narrativa, ya sea como novela o cuentos.
Tapa de "Aquello
que subyace"

¿Tienes hábitos para llamar a tus musas, inspirarte, alguna rutina? Además del jazz y la noche.
Tengo ciertas “manías”, uso una bata de cama, bastante desastrosa; que la familia ya no me requiera; café bien caliente o una copa de malbec de una bodega de La Pampa y el celular en silencio.

¿Qué es lo próximo que te gustaría escribir?
Hace bastante que estoy escribiendo una novela, “Marsolo” (espero darle fin en el verano); y con ganas de un proyecto (“Mujer frente a…)  para realizar en conjunto con artistas plásticos.

¿Te sentiste diferente, bien, o cómo, después de publicar por primera vez?
Cuando publiqué la novela, pasé por cuanta emoción encontré en mi camino: miedo a la exposición, ansiedad si habría lectores y alivio, mucho alivio … escribirla me llevó varios años y guardada, sin mostrarla, otros tantos

¿Qué le dirías a alguien que quiere publicar su primer libro?
Creo que, si alguien quiere publicar debe confiar en lo que escribe, corregir y corregir mucho (o darla a corregir) y animarse. La vida es eso: Animarse.

Como cierre quisiera agradecer la oportunidad que das a los escritores independientes a mostrar sus trabajos, ayudando a la difusión que es tan difícil. Muchas gracias.
presentación de “Aquello que subyace” , en Big Sur , La Plata.

FRAGMENTOS LITERARIOS 
(elegidos por su autora):

No, no basta. El avión sigue sobrevolando: la
muchedumbre, las balas y la sangre; su sangre cubriéndola,
el dolor interminable en el muslo derecho y ese
cuerpo fragmentado como los fragmentos de banderas y
pancartas que caen a su lado, la alejan de ese otro cuerpo
fragmentado que se llama José Sambosco.
Extraído del cap. Fantasmas, carta y gata, del libro "Aromas de manzanillas")


Dolía. El pecho dolía como si hubiesen estallado los huesos y el corazón escapase al cuello dándole a la vena más fuerza para latir y asomarla entre mi piel gruesa y arrugada. Dolía la garganta seca y sin gemidos. Dolía, y eso que solamente me tocó el esternón con la punta afilada de su uña roja, del dedo índice de la mano derecha.
( Extraído del cuento Clandestino , libro Aquello que subyace)


Mujer frente a...( almuerzo  dominical)
 Los lugares establecidos en la mesa familiar aún se mantienen y con las mismas sillas de esterillas.
Aunque la mía parece más baja, desbalance del tiempo inexorable.
Las voces agudas y graves se superponen en otras historias, que no son ya las infantiles  ni yo  la única narradora.
El olor de la comida… ah… ese olor que me pertenece.
Será legado y será recuerdo.

 (Texto  del proyecto “Mujer frente a …”)


BIOGRAFÍA:
                              Susana E Vaquero (1954) nace por tradición en la cama de su abuela  en Fco. Madero (Bs As), pero se cría  en General Pico (La Pampa). Enamorada de sus atardeceres de llanura, la adopta como su patria chica. Terminado sus estudios secundarios se traslada a La Plata para estudiar medicina. Actualmente vive allí, donde ejerce como Psiquiatra (durante años fue jefa de sala y de Psiquiatría de Enlace del Hospital Neuropsiquiatrico “A Korn”; actualmente en su consultorio privado.

Escribe ficción desde muy pequeña; luego poesías en noches interminables de guardias médicas  y recién en el 2014, se decide a publicar. Ama escribir a la noche,  acompañada por jazz (Chet Baker) y corrige con la música  Manish Vyas o Piazzolla.
Ha realizado cursos de guión cinematográfico y de dramaturgia.
En el 2014 publica “Aromas de manzanillas” que se re-edita en el 2015 y en el 2016 presenta un libro de cuentos “Aquello que subyace”.

”Aromas de manzanillas”
 (Ed. Vuelta a Casa 2014 ,
re-edición 2015)
 El ámbito universitario es el lugar de encuentro de tres jóvenes (con carencias afectivas similares que han dejado marca y tienen la necesidad de suturarla de alguna manera) en un momento político que atraviesa la década del setenta. En la espera del líder que arribará al aeropuerto de Ezeiza, que a modo de padre amoroso vendrá a salvarlos, se irán jugando, entre ellos, el amor y la amistad.

COMENTARIOS:

Dice, del libro, Alicia Paroni (psicoanalista y  escritora) Borges decía: “Publico para dejar de corregir”. Pero eso mismo que trae alivio, trae incertidumbre, porque una vez que es un objeto tiene cuerpo, puede llegar y debe llegar al lector, que completará esa escritura .Por otro lado es un gran honor por la calidad de la escritura que encontré en Aromas de manzanillas, Yo quiero leerles el principio, el primer párrafo, para que compartamos la frase que nos atrae hacia adentro .La primera  oración es muchas veces lo que define que uno va a seguir leyendo ó no. La voy a leer: Habla en francés, piensa en francés, sonríe en francés como si hubiera estado en ese lugar desde el mismo  día de su nacimiento. Eso sí, cuando intentó volver a enamorarse, el mítico “dialecto argentino” se le entreveró en una caricia y no pudo. Fracasó y decidió quedarse soltera hasta el fin de sus días. Nos cuenta el final, y sin embargo nos atrapó para no poder levantarnos de la silla un largo rato. En un párrafo deja planteada la cuestión femenina; el fracaso; el lenguaje...No sé como hizo... Pero hace más de estas cosas….!
 Una que a mí me pareció muy  interesante  además de su lenguaje limpio, coloquial y una historia realmente atrapante no sólo por el hecho histórico que la contiene sino por su perspectiva desde donde se la  cuenta; decía que me pareció muy interesante el uso del paréntesis : (Téngase en consideración que ese don tendría que ser en castellano porque así estaba escrita); (por ejemplo léase: aquí médicos  abogados comerciante como sus padres)  ;( no consta que alguien hubiera viajado a Inglaterra). El paréntesis, que por lo general es una forma agresiva en la escritura, porque irrumpe, corta, acá aparece como lugares por donde el texto respira, por donde la tensión se relaja, creando una escritura paralela de modo tal que uno como lector espera el paréntesis , donde aparece la voz irónica, reflexiva , verídica . Y no sigo para no entusiasmarme y contarle el final .Gracias por estar y disfruten  Aromas de
manzanillas.

Dice Eduardo Senac (escritor y periodista, en el Lobo Estepario, diario cultural digital): La narrativa de Susana Vaquero es fluida, tiene buena respiración y combina la acción con la descripción en proporciones equilibradas, otra sorpresa teniendo en cuenta que es su ópera prima. Las líneas de tiempo están bien marcadas y no hay lugar a la confusión, toda una dificultad a sortear cuando hay anacronismos. Quizás puede marcarse como un error que los tres personajes, a su turno, nos hablan en primera persona, y el tono confesional y la sintaxis individual no varían entre relato y relato, salvo por las circunstancias sentimos que es siempre la misma voz la que nos habla, aquello que tan bien nos enseñara William Faulkner en “El ruido y la furia”, cuando varios personajes cuentan el mismo hecho con lenguajes muy distintos entre sí.
La última sorpresa que guarda este libro es que el notorio placer por narrar de Susana se transmite a sus lectores como un puente tangible, fácil de cruzar. Este tipo de cosas sólo sucede cuando un escritor sabe muy bien lo que está haciendo, y con su mano tutelar, inteligente y disimulada, nos acompaña hasta el fin.

“Aquello que subyace”, (Ed. Malisia, 2016) son veinticinco  cuentos,  escritos en distintos lugares donde la autora encontró la imagen; luego  las palabras se fueron encadenando como vagones de tren que dejan a su paso, aquello que el lector recoge para completar  a cada historia.

 Dice Estela Filippini (profesora de letras y escritora):Buscar es una línea infinita, recta, o curva, o sinuosa, o hiperbólica o de puntos suspensivos que dura toda la vida y más allá de la vida misma; encontrar es un punto final, el acabose”, dice uno de los personajes de  la escritora pampeana Susana Vaquero, y quizás en esa sentencia se condense la trama de los cuentos de esta  colección.
Los veinticinco
relatos que componen esta segunda obra de la autora, "Aquello que subyace” ,podrían ser leídos como uno solo, pues cada uno de ellos es un viaje fantasmagórico en busca de algún Santo Grial inexistente, que transcurre entre aeropuertos, ciudades, continentes dispares, aviones, barcos, trenes, cuartos de hotel.  Lo autobiográfico, las historias de los otros, los relatos inciertos del pasado y del futuro, la polifonía y el fluir de la conciencia guían el recorrido  por el territorio extraño del deseo. Y aunque no dejan de añorar el cáliz imposible, anclan en una única certeza: la perplejidad interminable que, como la vida, siempre nos depara la literatura.


Dice Soledad Castellano (escritora y periodista): Es una narrativa que los hará volar con la imaginación a distintos escenarios, lugares, situaciones donde “Aquello que subyace” será siempre una bella provocación y evocación a la sorpresa. Con una contextualización histórica, con un paseo por las subjetividades de los distintos personajes, con historias comunes que podemos hacer propias, con un relato que emplea un lenguaje cercano y empático, es un libro que conglomera las distintas miradas de los actores de sus cuentos. Y, también, la propia.