jueves, 13 de julio de 2017

Felipe Sérvulo, de Jaén, vive en Barcelona, licenciado en Historia, escritor y mucho más.

SIT TIBI TERRA LEVIS escrito por Felipe Sérvulo

Y cuando me di cuenta ya estaba embarcada y en camisa de once varas…
Recibí el libro de Felipe con mucha emoción, las veces que lo encontré en El Ateneo (Ateneu Barcelonés), donde organiza reuniones con el grupo que lidera: El Laberinto de Ariadna, o en otros eventos culturales, me pareció un ser especial, sonrisa franca, humilde, alegre, en fin: luminoso.
Su libro debía ser bueno, los poemas sueltos que había leído de él lo eran.
Ahora, acabo de releer su libro tres veces y me veo tentada a volver a hacerlo varias veces más. Sin embargo, reseñarlo es difícil. Difícil hacerle justicia, difícil transmitir la belleza que él deja caer en esas páginas con la simpleza del ave cuando surca el cielo y la misma armonía del sonido del mar al atardecer… ¿cómo describir algo sublime y etéreo a la vez?
Sérvulo escribe poemas con la cadencia del rosario que rezara su madre. Y, así describe:
                            “mi niñez fue un mar
           donde las olas
           eran de cebada
                              y trigo”


hay etapas de la vida que no pueden ser saltadas por la memoria:
                   regresar sin vida

                   recuerdos de la guerra
                   camaradas

                   y un corazón perdido
en cada hogar
y el tiempo que nunca cambia y todo lo cambia:
                   si ahora llegaras
                   verías un aprendiz
                   de poeta
                   sin crema protectora
                   para tanto desconsuelo
Felipe es un poeta que canta al Sur de España:
                   recibí en herencia
                   esa emoción que llaman sur

                   pero el sur también es un dolor
fCon Inmaculada Jiménez Gamero
y Micaela Serrano Quesada.


y al paisaje:
                   en esta tierra
el sol siempre refulge

prolonga un horizonte
colmado de latidos

de azul a cubierto
en apenas minutos

como si en lugar
de corazón
latiera un paisaje

es que el poeta nos lleva “al campo de trigo” y a ver a “esa joven/ que lee libros piadosos/ la veo entre olivos” o “por la ventana/ que da al jardín/ de los naranjos/ agrios”, al “patio/ y un limonero/ pero ahora /es patria extranjera” por “las calles desamparadas” pues todo su libro nos transmite algo tan simple como que “la melancolía ya es orgánica/ e invade el cuerpo”
                   nunca envejece
                   el recuerdo

                   invade y cada vez
                   se hace más joven
                   cuando me visitas
                   y vienes sonriendo
                   como si no hubiera
                   pasado nada

                   como diciendo

                   buenas noches
                   hijo
                   necesitas algo

                  si
                  
que necesito
aire nuevo

que la respiración
y los latidos
se dislocan
En Radio Mataró

Gracias Felipe por permitir que comente tu libro, al que he tratado como la joya que es, frágil y fuerte al mismo tiempo.
Ha sido un honor y un placer.
                                                         Mónica Ivulich        
                                                         Para Revista GUKA
                                                         DR2017Fr

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FUniversidad de Barcelona con las compañeras
 de Escriptor Escritor Acec y de El Laberinto de Ariadna
Pura Salceda, Elena Peralta Valero y Carmen Plaza.


Felipe también pinta y, aunque él se considera un “acuarelista fracasado” a mí me gustaron sus pinturas y las he agregado a esta nota. También están los enlaces para que vayan a su obra o a buscar su libro, como dije, una joya, tal vez, con destino de ser un clásico de la poesía española.


http://www.librosfrontera.com/shop/sit-tibi-terra-levis/

Para que conozcan más al autor, aquí les dejo biografía y prólogo de SIT TIVI TERRA LEVIS


BIOGRAFÍA BREVE:

Felipe - Sérvulo González Villar, conocido como Felipe Sérvulo, (nacido en Jaén), es un escritor residente en Castelldefels (Barcelona).
Es licenciado en Historia por la Universidad de Barcelona.
Ejerciendo de avi en la
Festa de l'Agrupació de Cultura
Popular de Castelldefels
Miembro de la Asociación Colegial de Escritores de Cataluña.
Presidente del colectivo de escritores El Laberinto de Ariadna y editor del pliego de poesía del mismo nombre.
Ha sido cofundador de los grupos y revistas de literatura Alcudia, Gavina y Alga.
Colabora en medios radiofónicos y escritos como comentarista cultural y ha publicado en revistas especializadas de literatura de América y España.
Mantiene en la blogosfera varias publicaciones de historia, arte y literatura.

Más Wikipedia:

PRÓLOGO

                        ¿Quedan palabras?

Cuando golpea la noticia, los recuerdos vuelven al inicio; cuando los sueños eran posibles y perduraba la pureza, cuando la madre sustentaba la vida, la que con su marcha deja al hombre en una orfandad inabarcable. Ya nada volverá a ser lo mismo.
Nadie entonará la canción de cuna que calme el dolor, aunque la voz se avive dentro con toda su fuerza. Ese sur tan amado no será lo mismo sin ella. El sur de la infancia, las caricias, el sur de los mares por descubrir.
Mis poemarios en la biblioteca Eugenio Trías
 de la Casa de Fieras, en la Feria del Libro de Madrid.

El paso del tiempo lleva a pensar que el pasado fue mejor, porque nos trae la belleza, la misericordia del recuerdo, aromas de tomillo, envuelto en la luz de la juventud, en las noches sentados en junto puerta de la casa, comentando el transcurso del día. Todo estaba bien. El placer de seguir viviendo auroras, y ella que daba algo más que amor.

La soledad, la búsqueda, el dolor y nuevamente el amor, el poeta los desliza sutil, delicadamente en sus versos. Como en las cuentas de un rosario se deslizan los dedos en oración, en busca de las respuestas a tantas preguntas que nadie contesta y tantos ¿valió la pena? Encontramos entre los versos de Felipe Sérvulo olas de cebada y trigo, deseos de volar con cormoranes, amaneceres de mucho silencio, gorriones que buscan semillas y alguna alondra que, elevándose, puede confundir la señal de una brújula.
Verbena Literaria en Viladecans el 21 de abril de 2017

Una constante de levedad recorre desde el título del libro hasta los últimos versos, donde el poeta se pregunta: ¿quedan palabras?/ quién sabe/ cuándo regresaremos.

La levedad es una de las cualidades que Italo Calvino reclamaba para la literatura del tercer milenio. En su ensayo titulado “Seis propuestas para el próximo milenio”, el escritor italiano reivindicaba la naturaleza atómica suspendida en las crestas de las nubes frente a la gravedad de la materia empírica. Requería la levedad como la cualidad de aquello que fluye contraponiéndose a las materias rotundas y densas, aclarando sin embargo que levedad no significa en ningún caso frivolidad.

SIT TIBI TERRA LEVIS. Aunque estas palabras las vemos grabadas en la piedra más grave, se trata de una locución que convoca levedad.
Y en esta levedad encontramos, el exacto momento/ que aparece/ porque así nos lo ordena/ la noche

Con versos conscientes de la gravedad que amenaza el tercer milenio, el poeta contrapone la levedad para dejar la huella en forma de cicatriz señalada en la piel y en el recuerdo. Una aspiración de aire, unas manos de espliego y unos recuerdos del sol entre los lirios de agua.

Felipe no pertenece afortunadamente a esa casta poética que se aloja en la confortabilidad. Ni a esa otra que añora los pomposos cisnes de Rubén Darío. Todo lo contrario; va y viene por la existencia de su obra, fecunda ya en libros y en actividades culturales, sin concesiones. Va por libre. Quien lea sus poemas podrá gozar de una escritura austera y a la vez esencial, donde la calidez y carnalidad están presentes.
Acuarius

Acaso eso de escribir sea para él una indudable búsqueda de raíces de elemental supervivencia. Y el lector quedará impresionado por la dignidad y honda reflexión que acompañan a sus versos.

Quien pergeña esta breve glosa es cada vez más pesimista de que la poesía pueda influir o mejorar a una humanidad perpleja e inconmovible. Pudiera ser. Pero reconoce también que, en ocasiones, leer algunos poetas le reconforta el ánimo y le despierta cierta esperanza. Como en el caso del que hablamos. Parece como si su voz te susurra al oído, arropa tus hombros y te palmea afectuoso tu espalda.

Un poeta que hurga entre los intersticios de las palabras, logrando destellos fieramente humanos, sin énfasis gratuitos, ni tener que engolar su acento poético iluminando de palpitante solidaridad la conciencia del lector en este tiempo ingrato que padecemos.

A Felipe lo podremos encontrar deambulando por la Rambla barcelonesa rememorando, al paso fugaz de una guapa muchacha, el guiño y perfume de Fanny, o lo podemos ver apostado en esa misteriosa esquina de la calle Muntaner, que parece tener cierto ensalmo a la vez recóndito y erótico, o quizás apostado en la barra de un café bebiéndose una cerveza, o meditabundo en el trayecto ferroviario de Castelldefels a Barcelona y viceversa, comprobando, como decía José Luis Borges, que “art happens” (el arte sucede), que si lo aplicamos a nuestra cotidianidad: “la poesía, como el amor, sucede”.

Sin un mar de cebada que sobrevolar. Un silencio que se desvanece en la memoria buscando el astrolabio de los recuerdos, el tuétano de las ilusiones, la brújula del corazón. Ya es verano en nuestra colina. Ando buscando una canción de cuna. Regresar donde los cúmulos son como un pájaro joven que remonta el vuelo. Adiós al mirador de tu ventana. Arjona al fondo.

Algo muere en nosotros y renace de otro modo cuando la vida nos golpea con la muerte, algo cambia profundamente en y con nosotros; se transforma. El vacío que produce la inminencia de la pérdida reivindica otra presencia que lo colme. Es tránsito para quien se fue y para quien queda. Felipe Sérvulo elabora su tránsito con la herramienta más sutil para lo íntimo: la poesía; emprende de su mano el necesario trayecto doloso. Y de este proceso sale trasmutado, renovado. Su relación con quien se ha ido será ya otra, más profunda, más madurada, más definitiva. También su poesía sale renovada; la rotunda experiencia sacude su poesía como agita su alma. Sit tibi terra levis refleja un cambio esencial -en la forma y en el fondo-, un antes y un después en su trayectoria poética. Los versos de su poemario, despojado ya de todo lo superfluo (sin signos de puntuación ni mayúsculas), fluyen ahora encadenados en un único poema, reposan en el recuerdo de quien le dio la vida y lo envuelve todo –todo- con su presencia. El recuerdo es ese lugar nuevo donde se perpetúa: hoy las palabras/se hacen mapamundi/para buscar la calle/donde laten abrazos//para que lleguen/puntuales al corazón/de los que nunca/olvidan.

                                                              Varios autores


Antares
Azul y piedra

                         



En las páginas finales Felipe agradece y dice (sobre el prólogo)

MIL GRACIAS

A Anna Rossell, Maite León, Francesc Cornadó, José Costero y José Antonio Llamas, que han dejado aparcado su ego en la puerta del Ateneu Barcelonés y me han escrito un prólogo colectivo genial y excesivo para mi persona, que rebosa cariño por todos los puntos cardinales.

"calle gótico"

 "catedral Almeria" 


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